domingo, octubre 19, 2003

Diario Sur Digital

Luto también en Vigatá
TEODORO LEÓN GROSS

HOY debe de ser día de luto oficial en Vigatá, esa localidad imaginaria de Sicilia recreada por Andrea Camilleri, uno de los últimos fenómenos de la novela policíaca en Europa -en 1998 aparece con ¿siete! novelas en las listas de Italia- de modo que el ya maduro comisario Montalbano sin duda brindaría anoche con la hermosa Ingrid por el padre putativo muerto aunque al final se iría a dormir sin serle infiel a su Livia. No por casualidad lleva ese nombre el comisario Montalbano: es el homenaje de Camilleri a Vázquez Montalbán. Un comisario culto sin estridencias, socarrón a calzón quitado, con mala leche incesante y un gastrónomo redomado que sabe que la gastronomía es la teología del estómago para ponerse en paz con uno mismo. Lo suyo son los salmonetes de roca.

Manuel Vázquez Montalbán ha sido, además de un lúcido ensayista y un articulista decisivo, sin duda uno de los escritores de novela negra y/o policíaca más influyente en Europa a partir de la crisis de credibilidad del subgénero en los años setenta. De hecho, no sólo se trata de un eslabón en la serie histórica sino de un creador capaz de renovar el género tras el vaciamiento sostenido por la criminalística a partir de Boileau y Narjeac. No en vano, Vázquez Montalbán acumula premios de novela policíaca en toda Europa. Detrás vinieron el alemán Bernhard Schlink con su detective Gerhard Selb, el holandés Tim Krabbé, el italiano Camilleri, el sueco Henning Makell... hasta la nueva generación con la francesa Fred Vargas, el georgiano B. Akunin con ambientación histórica, la rusa Anna Dankóvtseva o el británico Robert Wilson, aunque la tradición británica va por otro lado con la geneaología de Ágata Christie pasando por P. D. James y Ruth Rendell, en lugar de la rama continental de Georges Simenon y las estribaciones americanas.

Su popularidad en España llegó con 'Los mares del sur' (1979) debido al Premio Planeta, aunque ya antes había acertado con 'Tatuaje' y después 'Asesinato en el comité central' y toda la serie Carvalho. Al socaire vino el éxito de Andreu Martín, Jaume Fuster o el malagueño Juan Madrid. Pero la revitalización del género ha tenido más alcance, ya con otra generación: Eugenio Fuentes y su Ricardo Cupido, Alicia Giménez Bartlett y su Petra Delicado, y Francisco Galván, Javier Otaola -saca 'Brocheta de carne' con una investigadora que es una ertzaina lesbiana-, Antonio Lozano, Mariano Sánchez Soler... Con Carvalho hizo 'Los pájaros de Bangkok' (1983) y allí Vázquez Montalbán ha ido a poner punto final a sus migraciones. Un caso claro de 'justicia poética'. Su precisión de novelista policíaco se ha mantenido hasta ese punto final.

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